jueves, 28 de octubre de 2010

UNA DIFÍCIL DECISIÓN, 4ª y última parte.




Estuvimos hablando durante mucho tiempo, ella me explico todo lo que le había pasado y porque estaba tan triste cuando acabo me dio un beso y muy cariñosamente me preguntó:

-María, si te apetece podríamos ir a recoger a Andrés. El médico ha llamado diciendo que aunque tenga que llevar escayola por un tiempo podemos traerlo a casa.

Yo suspiré, antes no me había puesto a pensar que cuando Andrés se recuperara volvería a ser el centro de atención ,con lo bien que iban hasta ese momento las cosas.

Entonces dije:

-Está bien me voy a vestir y enseguida salimos, ahora vuelvo.

Llegamos al hospital,  y en cuanto Andrés me vio dijo:

-Mira quien ha llegado, la idiota.

Entonces mi tía le pegó y le dijo:

-Como vuelvas a llamar a tu prima así o de alguna otra manera ofensiva te quedarás castigado –dijo la tía Claudia un poquito enfadada- ¿Te ha quedado claro?- le preguntó a Andrés

 Andrés asintió con la cabeza, entonces mi tía se fue un momento al baño del hospital cuando yo me quedé sola con Andrés.

-¿Qué le pasa a mi madre?- me preguntó con un humor de perros.

Yo no respondí y entonces entro la tía Claudia por la puerta y preguntó:

-¿Qué le pasa a quién, Andrés?

-Nada, nada -dijo Andrés haciéndose el bueno- Bueno, ¿nos vamos ya para casa?

-Si-respondió la tía Claudia-voy a avisar que nos vamos.

-Jaja, en cuanto lleguemos a casa te volveré a hacer trabajar como mi propia criada.  Además ahora que llevo una escayola mi madre te hará cuidarme más y prestarme más atención-dijo Andrés riendo a carcajadas.

Entonces tía Claudia volvió y nos dijo que ya podíamos marcharnos así que, como Andrés llevaba todo el día en una camilla tumbado, decidimos volver andando para que estirara un poco las piernas pero como se cansó tuvimos que coger un taxi.

Llegamos a casa y Andrés se tiro al sofá dejando caer al suelo su chaqueta, su mochila y su gorra; entonces gritó:

-María, tráeme una coca cola, unas patatas, una de mis películas favoritas y unos cojines para estar cómodo.
                             
Así que yo muy triste y suspirando fui  por dos cojines, patatas, una película y una coca cola.

-¡¡¡Andrés!!! Pídele perdón a tu prima ahora mismo y si quieres coger algo vas tú, que no te pasa nada en las piernas y puedes andar perfectamente.

-Jo, pero es que me canso-dijo Andrés lloriqueando para que tía Claudia no le echara la bronca

-Me da igual, tu prima también se cansa, ¿o que te crees? A partir de ahora ella es  una más de la familia, como tú y como yo, nadie la tratará mejor ni peor.

Yo estaba tan contenta que incluso a veces se me saltaban las lágrimas y le rezaba a mi madre:

-Ojala estuvieras aquí para ver lo que tía Claudia está haciendo por mi, estoy segura de que te sentirías orgullosa.

Entonces vi como tía Claudia estaba en la puerta de mi cuarto escuchándome y, llorando, la abracé y ella se secó las lágrimas y me dijo con una sonrisa:

-María, tendrás siete años pero actúas como una niña muy mayor. Estoy muy orgullosa de ti. Ahora por favor baja al comedor pero tápate los ojos con esta venda.

Yo no tenia ni remota idea de qué se trataba pero todo estaba muy silencioso, yo me asuste un poco por el silencio y porque no veía nada.

-Tía Claudia tengo miedo-dije tartamudeando, y oí como Andrés se reía-¿Qué pasa? –pregunté.

Y alguien, su voz me sonaba, dijo:

-María, quítate la venda de los ojos

-Vale -respondí yo pensando de quién sería esa voz.

Entonces abrí los ojos, saltaron un montón de serpentinas por todas partes y todos mis amigos y amigas estaban allí y gritaron:

-¡¡¡¡FELICIDADES, MARÍA!!!!

No me lo podía creer mi tía había organizadazo todo eso para mí, hasta conocí a mi tío con el que casi me voy a vivir.
Comimos tarta, helado, salimos a jugar y entonces abrí los regalos. Me regalaron de todo: dinero, una muñeca que siempre había querido con su ropita y todo, una Nintendo DS, también entre todos me compraron 10 juegos y me enseñaron a jugar. Pero el gran regalo de mi tía fueron dos; uno fue un ordenados portátil y el otro la posibilidad de amueblar mi cuarto como me gustara.

Entonces amueble mi cuarto así: La pared era de un color lila claro (y antes lo tenía rosa oscuro horrible), al entrar había un gran mesa de madera lado a lado de la habitación( no como  la de antes que era de plástico feo y pelado gris),la mesa tenía una lámpara muy bonita que me alumbraba para escribir hacer los deberes, leer…, a un lado estaba el ordenador portátil y cuando quería lo usaba, también tenía un equipo de música y, por último, una tele pequeñita colgada de la pared.

Tenía un armario precioso y muy espacioso (no como antes que guardaba mi ropa en una maleta enana y que no me cabía casi nada), y una cama muy grande bonita y en la que podía dormir muy bien (y la de antes estaba manchada)

Además tenía un armario para guardarme todos mis juguetes y todos los domingos tía Claudia me daba 1 euro para que me fuera a comprar chucherías.


Pasaron semanas incluso meses y no me trataban mal y cuando a Andrés se le escapaba algo mi tía le decía que moderara su lenguaje o algo así, así que esa noche mi tía vino a mi cuarto mientras me acostaba yo supuse que sería como todas las noches para darme el beso de buenas noches pero esa noche tuvo algo de especial ya que me devolvió me diario y me dijo:

-María, aquí tienes tú diario, que sepas que no lo he leído.

Yo le di las gracias.

Querido diario:

Mi vida es fantástica, nunca me he alegrado tanto de que Claudia sea mi tía, me trata fenomenal y me respeta.

 FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario